22 marzo 2007

El capital de la cultura

Hoy he visto a la señora ministra de cultura en la tele afirmar que el "canon de las bibliotecas" no lo pagará el ciudadano, que en último caso lo pagará el Ministerio. Me he quedado sin palabras: ¿Esta señora quién piensa que le paga el sueldo? ¿Es ella sola o todos los políticos son tan estúpidos? ¿De dónde cree que sale el dinero del Ministerio?

A parte de que la medida es otro paso atrás en el derecho a un difusión libre de la cultura. El canon es una medida estúpida que fomenta todo lo contrario de lo que pretende. De hecho, sólo he visto alegrarse a las sociedades recaudatorias de dichos derechos. Los demás colectivos, incluídos los autores, están en contra.

El dinero que las bibliotecas tengan que abonar por dicho concepto es dinero que no pueden emplear en la compra de más libros. Lo normal es que reduzcan la compra de los de menor tirada, es decir, los de los autores que menos venden. Y para los que más venden y pueden vivir de ello, la cantidad de dinero recaudado será despreciable. Además, las bibliotecas estarán pagando dos veces los derechos de autor, una cuando compran el libro y otra cuando lo prestan.

Cierto es, que todo ello es una imposición de la "Europa de los Mercaderes" en la que hay que pasar por caja para cualquier cosa. Sin embargo, los holandeses estaban en la misma coyuntura y han decidido pasar de aplicar el canon. Afirman que con el de los CD/DVD tienen ya bastante.

Aquí, como somos más papistas que el Papa pues así nos va. Nos van aplicar el canon hasta en los bolígrafos, los lápices de colores y los folios en blanco, que son unos artefactos diabólicos diseñados para "robarle" sus derechos a los autores... Las comillas en robarle son intencionadas. En las palabras se manipulan los hechos: cuando robas algo el propietario deja de tener acceso a su propiedad (que no es el caso), un pirata asalta barcos asesinando a la tripulación para quedarse con el botín (que tampoco es lo que hace la gente que comparte música o información a través de la internet)...

Cuando se reunieron representantes de la industria tecnológica y los de los autores para tratar el tema no llegaron a ningún acuerdo. Era lo lógico, los autores pretenden gravar en porcentajes altísimos dispositivos y medios. De hecho, en algunos casos, la cantidad destinada al canon supera el valor del objeto en sí, hasta el punto de conseguir que ya no haya ninguna empresa española que fabrique CD's y DVD's vírgenes. Han cerrado porque sus productos, ahogados por el canon, no eran competitivos. Lo grave es que los ministerios de industria y cultura tampoco llegan a ningun sitio y han tenido que delegar en Presidencia la decisión. Es decir, dos miembros del mismo Gobierno, del mismo signo político, no se ponen de acuerdo sobre qué es lo mejor (o lo menos malo) para este país... y se quedan tan anchos. Me temo que retrasarán dicha decisión hasta que pasen las elecciones municipales, que eso sí es más interesante que defender nuestros derechos y administrar nuestros dineros.

En vista de lo cual, y puesto que con la música decidí hace tiempo que no iba a comprar ningún disco más, ahora me planteo si no tendré que hacer lo mismo con los libros. Es decir, si presuponen que voy a realizar copias para uso propio y por eso debo pagar los cánones (por disco duro, por ordenador, por dispositivo mp3, por grabadora de CD/DVD, por cada CD y DVD, por equipo reproductor, por cámara de fotos, por la memoria de la cámara, por el teléfono móvil...) lo normal será que yo me haga mis copias legales, para uso particular. Si no, sería como pagar la entrada de un espectáculo al que no voy a ir porque quiero ser bueno y acostarme pronto.

¿Pretenden que les felicite y esté de acuerdo en defender sus derechos mientras ellos me niegan y atentan contra el más básico de los derechos democráticos: la presunción de incencia?

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