04 septiembre 2006

Redireccionamiento vital


Hace tiempo que no posteaba nada aquí. Quizá estoy en plena remodelación de mi vida. Algunos quizá lo achacarían a la crisis de los 40, aunque yo, modestamente no creo que sea así.

En resumidas cuentas he cambiado de trabajo y de modo de desplazarme. Desde que me compré la moto hace un mes apenas me he bajado de ella en estos días. La prueba es que en este tiempo le he hecho más de 4000. Me estoy recorriendo Aragón poco a poco, despacio, con paciencia. Con la paciencia que da la curiosidad. Quiero verlo todo pero no a toda costa; quiero ver lo que veo de verdad y no de pasada. Para ello necesito reposo, discurrir lento por la carretera para empaparme de espacio.

Podría disertar sobre millones de sensaciones que asaltan al que viaja para ver. Pero en realidad yo no quiero ver nada en especial. Disfruto el devenir del tiempo y el espacio, el continuo cambio, el fin último del viaje. Viajar para viajar. No mirar el paisaje sino ser parte de él. No atesorar momentos sino sensaciones, sentimientos. Después de muchos años he encontrado sensaciones que abandoné siendo más joven pero que sólo ahora, con la edad y el sosiego, disfruto.