
No creer todo lo que os digan,
el lobo no es tan malo como Caperucita
Gloria Fuertes
Me venía rondando hace algún tiempo, comentar algo sobre esta mujer.
Blanco de chistes, gracietas e ignorancias. Sinónimo de arañas escurridizas y capullas, de risa casi fácil, de cuento infantil y rima en asonante.
Y se olvidan de su faceta para adultos. O a lo mejor no tienen ni idea de que tiene una larga lista de títulos para adultos. De pequeños tesoros. De grandes tesoros. De uno de ellos he extraído ese poema: “Historia de Gloria (amor, humor y desamor)”.
Y se olvidan de que detrás de ese aspecto de abuela, ciertamente hombruna, con su eterno pantalón, su eterna camisa y su eterna corbata, se encontraba una persona con una sensibilidad extrema. Que rezumaba cariño, respeto y amor, incluso con sus desamores. Que desbordaba ingenio, ternura y saber hacer en eso de las letras. Sea lo que sea, eso de las letras.
Fallece, el 27 de noviembre de 1998, en Madrid. Casi diez años hace que me falta.
Que nos falta.
Lloré como un niño cuando pusieron la noticia de su muerte en la tele.
Y se marchó a
Rogaría una canción -alegre por favor, ya tuvo y ya tenemos suficientes lágrimas- por su alma, rogaría una sonrisa por su recuerdo. Y un beso, siempre un beso.
¡Queridísima Gloria!

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